Buika, la artista de la fusión de razas, colores y culturas

Concha Buika, hija de una familia originaria de Guinea Ecuatorial, nace en Palma de Mallorca en 1972. Crece rodeada de música y es que ésta es más importante que la televisión en su casa. De su madre adquiere el amor por las grandes voces del jazz y la pasión por los ritmos africanos, pero habría unos acordes que le calarían y le llegarían a lo más hondo: los de la copla. Si tuviera que explicar su primer contacto con este género típicamente español, dirá que le pilló volviendo del colegio, en el patio de la corrala de su casa. También que ha tenido un vivir muy coplero desde siempre y que ve copla en sus fuentes de inspiración, desde el roquero Rosendo al cantautor Sabina. Su infancia transcurre en la década de los 80, época que vive como una explosión artística de la música de los Estados Unidos, que llega a España para mezclarse con la copla. Este estilo es una realidad aplastante en su niñez, cuando escuchaba a los grandes del género: Concha Piquer, Manolo Caracol o Lola Flores.
Y un buen día Concha viaja a Londres. La capital inglesa siempre estará ligada a su futuro, ya que fue precisamente allí donde tiene la revelación de dedicarse a la música. Desde aquel presagio de la providencia ha participado en bandas sonoras de películas y colaborado con La Fura dels Baus en Ombra, aunque lo que más llama la atención es su estancia en Las Vegas. Sin saber muy bien por qué, en el año 2000 llega a la ciudad norteamericana –a la que define como el paraíso de los dementes– donde canta en los casinos como doble de Tina Turner y The Supremes. Gracias a esa experiencia, Rachelle Ferrell, una de las damas del jazz, la invita a cantar en el Club Note.
Tras su vuelta de Estados Unidos se afinca en Madrid y trabaja en la producción de su primer disco, Buika, que aparece en 2005. En él demuestra sus posibilidades y un talento que no ha dejado de sorprender. Su segundo álbum, Mi niña Lola, ve la luz tan solo un año después. En él encontramos temas de siempre, como el que da nombre al disco u Ojos verdes, que ha escogido porque representan el olor y el color de su infancia. Dirigido, producido y realizado por Javier Limón, el disco recibe el reconocimiento de la crítica con las estatuillas a la Mejor Producción Musical y al Mejor Álbum de Canción Española en los premios de la música o el galardón de la Crítica fonográfica alemana, entre otros. En directo tampoco decepciona y el público sale de lo más entregado de sus conciertos.
Ya en 2008 lanza su tercera publicación, Niña de Fuego, de nuevo junto al excepcional Javier Limón de quien se confiesa enamorada en el sentido artístico de la palabra. Cuando ambos están juntos son como dos amantes que se fusionan y de esa unión nace el arte. Concha se desnuda en este disco y vuelve a enamorar con la copla (La falsa moneda, La niña de fuego) aunque coquetea con otros ritmos como la ranchera Volver, volver;  La niebla, con letra del cineasta David Trueba a la que Concha pone música e incluso con temas compuestos por ella misma, como Miénteme bien, Mentirosa o Llegar a ti. Son vivencias, el pasado más personal, el amor y el desamor, la soledad o las largas noches en vela. Confiesa que le ha costado sobrevivir a las historias contadas en sus canciones, si bien piensa que es más fácil sacarlas y contarlas: “es como quitarse un gran peso de encima”.
Hay quien dice que Buika ha reinventado la copla. Concha no sabe qué significa eso de reinventar, aunque le gusta el término y si es un piropo, se da por halagada. Lo cierto es que la española fusiona con éxito diferentes estilos musicales como la copla, el flamenco, el soul y el jazz. Tiene el alma y el duende de los que cantan flamenco; la elegancia de ritmos afroamericanos como el soul o el jazz, además de la pasión y la fuerza de la copla. Derrocha poderío en su fusión de razas, colores y culturas. Por suerte, la música y el arte no entienden de fronteras, como lo demuestra la lista de países en los que Buika ha ofrecido y ofrecerá la música de su último disco a lo largo de este año: Portugal, Francia, Reino Unido, Bélgica, Noruega, Estados Unidos, México, Grecia, Holanda además de en infinidad de provincias españolas como A Coruña, Álava, Albacete, Alicante, Ávila, Badajoz, Baleares Barcelona, Cádiz, Granada, León, Málaga, Madrid, Navarra, Toledo o Valencia.
Se encuentre donde se encuentre, tiene muy presentes sus orígenes, que como ella misma dice: “influyen para hacer cualquier cosa”. Prueba de ellos es su brazo, donde lleva tatuados nueve nombres de mujer, los de “sus diosas”: su madre, su abuela, su bisabuela, su tía o su sobrina. Siempre ha vivido en una sociedad matriarcal y tribal, de ahí que dé especial relevancia a las relaciones personales y al bien de la comunidad o tribu.
Algunos la llaman filósofa del siglo XXI, y es que cuando piensa y razona, no habla, sino que sentencia con sus creencias. Eso se observa cuando la someten a alguna entrevista, donde se encuentra como pez en el agua con casi cualquier interlocutor. Reconoce encontrarse cómoda hablando de todo y no tiene pelos en la lengua. Tampoco reparos en definirse trisexual, tridimensional y trifásica en sus ratos libres, ni en confesar algunas de sus terapias: el sexo, la comida o el chocolate de todos los tipos (entiéndase el chocolate como dulce procedente del cacao y como hachís, ya que en castellano también se le conoce de este modo). Buika es así: artista, multicultural, apasionada, sincera… Una todoterreno del siglo XXI.
Más información
Concha Buika: www.buika.net
Javier Limón: www.javierlimon.com
Vídeos
New Afrospanish Collective: http://es.youtube.com/watch?v=DEo1d1vAytI

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