ENTREVISTA SIMONA LEVI


“Desde el mundo artístico se está recobrando una conciencia y una ética que se había perdido”


Nacida en Turín, Simona Levi ha vivido rodeada de arte toda su vida. Una familia que le inculcó el amor por las artes sirvió de base para que la joven italiana fuera a recorrer mundo y se iniciara en el activismo. Desde hace casi dos décadas reside en Barcelona, donde dirige el espacio artístico Conservas (que ha reabierto sus puertas después de tres años de inactividad) y continúa con su visión personal del arte como medio para la crítica y denuncia. Sus labores reivindicativas van ligadas a un look coqueto y moderno, porque la elegancia no está reñida con la crítica social. Sea como fuere, su nombre se ha convertido en un referente en los festivales más transgresores y actividades sociales de los últimos años en la capital catalana. Texto: Saray Garcia. Fotos: S. Garcia y cedidas por Simona Levi.

Pregunta: ¿Cuáles fueron sus primeros pasos en el terreno artístico?
Respuesta: Empecé desde muy pequeña porque mis padres me pusieron a estudiar ballet de y no me gustaba nada, de hecho sufrí mucho hasta los diez años en las escuelas de baile porque no me gustaba y lo pasaba muy mal. Al mismo tiempo mi madre trabajaba en temas de teatro y de agitprop. Supongo que esto me influenció porque cuando decidí dejar de estudiar ballet noté lo que yo tenía de todo esto. A los catorce o quince años me empecé a apasionar por las artes visuales y usos del teatro para otras cosas que yo empezaba a hacer en mi adolescencia como activista, temas de feminismo y cosas así. Empecé en Turín, pero lo que me hizo cambiar fue la escuela de Anna Sagna, una mujer muy inteligente y muy a la vanguardia en aquel entonces, que me hizo descubrir un tipo de teatro gestual que tenía un alcance que me interesó mucho

P: ¿Cuándo y por qué decidió instalarse en Barcelona?
R: Dejé Turín con dieciocho años porque sufría mucho Italia en general, ya que es un país en el que es difícil seguir el camino de uno mismo y a todas las cosas más revolucionarias y políticamente positivas le cuesta mucho funcionar. Así que cuando pude me fui y lo hice al norte de Europa. Me fui a estudiar a París, Ámsterdam, Inglaterra; a trabajar como actriz y luego necesité sur… Llegar a Barcelona fue una casualidad. Tenía una amiga allí y huyendo del norte y de unas situaciones personales difíciles en mi relación de pareja me fui para el sur y me paré en Barcelona y me he quedado dieciocho años.

P: ¿Cómo surge la idea de crear el espacio Conservas?
R: Estando en Barcelona, buscaba un espacio para trabajar y para vivir. En este tiempo, un año estaba sin casa y otro sin taller por lo que busqué un lugar que tuviera las dos cosas a la vez y encontré este espacio de dimensión humana, pequeñito y en el centro de la ciudad y en el que he vivido durante siete años y he hecho actividades en el mismo tiempo

P: Para aquellos que no conozcan aún el espacio, explíquenos: ¿en qué consiste?
R: Ha sido muchas cosas, porque existe desde 1992. Empezó como una vivienda donde al mismo tiempo se abrían las puertas para invitar a gente que hacía cosas raras a nivel internacional y donde yo enseñaba mi propia obra, abriendo a espacios de trabajo de arte y política. Es interesante ver cómo las herramientas artísticas se ponen al servicio de la transformación social, algo que ha evolucionado mucho porque cuando abrí en Barcelona, Conservas era uno de los pocos espacios donde se hacía teatro a nivel underground y novedoso. Era uno de los primeros espacios donde se realizaban performances o artes escénicas de forma más novedosa y abiertos a muchos grupos y formatos de festival. Hicimos varios ciclos, que es lo que derivo en el festival del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB). En aquel entonces no había sitios donde se hiciera esto y existían pocos festivales de innovación y de arte visual tan disciplinar. Hemos ido evolucionando, se están haciendo más festivales de este tipo. Estamos cuestionando la utilidad de esta sobreproducción artística y esto deriva en intentar comprender cuál es la función del arte y rescatar así el uso de las artes escénicas en la transformación social. Ahora Conservas es un espacio y laboratorio de trabajo y arte alrededor de la política

P: La ubicación del espacio Conservas, en el barrio del Raval, ¿es una casualidad?
R: Cuando llegué a Barcelona existía la vieja leyenda que el Raval era peligroso y no se podía trabajar en él. En realidad, era mucho más barato aquí y siempre he estado acostumbrada a vivir en los centros de las grandes ciudades así que fue muy natural que acabara aquí…

P: Una de sus iniciativas más importantes ha sido el festival Inn Motion en el CCCB. ¿Cómo surgió la idea?
R: Surgió porque aquí hay un aforo de entre 60 y 80 personas y el trabajo que estábamos haciendo suscitó un interés muy grande, llegando al overbooking. Tenemos un público superior al aforo de la sala y pedimos al CCCB –que en aquel momento abría a grupos de colaboradores que hacían cosas un poco particulares y no tenían relación con artes escénicas– de poder hacer la programación con el formato de festival que hacíamos aquí. Así surgió Inn Motion y desde la primera edición recibió mil personas al día durante cuatro días. Era algo muy preparado después del trabajo que llevábamos haciendo desde hacía tiempo.



P: Además, también forman parte de Exgae, una asociación que lucha contra los abusos de la Sociedad General de Autores y editores. ¿Cómo surge la idea y qué persigue exactamente?
R: Exgae es con “x” como ex novio y lo que quiere explicar es precisamente que la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) representa un tipo de cultura antiguo y que para nosotros es algo del pasado. Yo soy activista de muchas cosas desde hace mucho tiempo como cosa natural, no me plantearía vivir de otra manera. En este momento se está viendo, también por el trabajo que yo hago dentro del gremio de mi profesión, que hay una gran necesidad de que se quiten los mitos y se liberen los flujos de la cultura y que la profesión pueda funciona dentro de unos ámbitos más libres y que no estén llenos de trabas. En realidad son trabas que la profesión no está pidiendo, todo lo contrario, está pidiendo que su trabajo fluya. Desde aquí, juntándome con otras relaciones que yo tenía con militancias de otro tipo, como la propiedad también en relación con el espectáculo Realidades avanzadas que hemos hecho y que trabajaba sobre la propiedad en general, surge este grupo de agilidad de otros muchos grupos de cultura libre y que acaba de organizar el festival Oxcars (el mayor festival de cultura libre de todos los tiempos.

P: En su opinión, ¿cuál es la situación actual del arte?
R: Realmente en relación con lo que decíamos, por un lado hay un gran desarrollo democrático a través de las herramientas digitales de la difusión de la cultura y del desarrollo artístico de todos los individuos, que es lo que yo siempre he pensado que no hay distinción entre un artista y un no artista. El arte es una pulsión humana. Por otro lado el capitalismo cognitivo en el que vivimos se apoya sobre la hiperproducción cultural, y entonces hay una inflación de producción cultural que mantiene, en ciudades como Barcelona, un modelo de crecimiento que utiliza el arte como propulsor de la centrificación y la limpieza y que realmente usa el arte como propaganda como el sentido antiguo. Ahora no es propaganda, es una parte estructural del capitalismo en que vivimos. Soy muy crítica con la profesión artística, porque pienso que avala el capitalismo y las reglas injustas en las que estamos viviendo y no se hace consciente y al mismo tiempo está empujando, con una parte de la profesión artística, para que no se pongan trabas al crecimiento con la excusa del arte, sino que los artistas, como se están intentando limitar derechos en nombre de ellos, pongan y asienten los principios a través de los cuales la circulación de cultura y del conocimiento y el intercambio entre iguales pueda crecer y mejorar. Por un lado soy muy crítica con la mayoría de la profesión, pero por otro veo que desde el mundo artístico se está recobrando una conciencia y una ética que se había perdido. 

P: En cualquier caso, ¿para qué sirve el arte? ¿Qué se puede conseguir con él?
R: Como decía, la función del arte se ha transformado mucho en relación a la realidad que vivimos actualmente. Creo que es un momento difícil y al mismo tiempo lleno de nuevos recursos porque al arte se le pide que justifique la sociedad capitalista y material en la que vivimos. Así pues, una gran parte del mundo artístico trabaja para promover y permitir la existencia del capitalismo y las injusticias que el mismo capitalismo provoca en la época en que vivimos. Al mismo tiempo, creo que la sociedad civil está preparada para trabajar y manejar los medios digitales y esto ha puesto en crisis la vacuidad de discurso artístico. Hay una un esfuerzo crítico de los artistas para volver a dar una función ética y de transformación al arte. Creo que es realmente difícil porque hace falta aportar nuevos métodos porque la sociedad civil está capacitada para proporcionar contenidos por ella misma, así que las personas que quieran hacer del arte su profesión –francamente no considero que mi profesión sea el arte, aunque es cierto que he trabajado y he investigado sobre cosas que me interesaban y las he desarrollado a través de un camino artístico- necesitan preguntarse cómo imaginarse y cómo poder interferir en la imaginación, ya que la sociedad civil lo está haciendo de manera sólida y eficaz y eso hace que la comunidad artística sea cuestionada y que deba encontrar métodos éticos para llevar a cabo sus trabajos artesanales.

P: Se ha dicho que usted es una artista subversiva, ¿está de acuerdo?
R: Me encanta decir que soy una amplificadora de los fenómenos en los que estamos sumidos. Me gusta visualizar y amplificar las posibilidades positivas de la realidad.

P: ¿Cree que existen preferencias por artistas internacionales, es decir, que viven fuera de España?
R: No. Creo que tanto una cosa como la otra son excusas… Depende. A veces se hace nepotismo a favor de lo extranjero y a veces se hace nepotismo a favor de lo que es de aquí. No creo que haya preferencias o distinciones.

P: Cambiando de tema, el 2008 ha sido declarado Año Europeo del Diálogo Intercultural. ¿Qué opina al respecto?
Yo temo mucho los “años de”, “aniversarios de” y este tipo de declaraciones por razones obvias. Creo que existen pulsiones inherentes a la sociedad y a todo lo que está sucediendo. Por ejemplo ahora: la crisis, la elección del presidente americano, el cambio en América… son los hitos en los que deberíamos centrar nuestra realidad, en pulsiones reales. Es por eso que yo siempre tengo ciertas dudas sobre estos temas forzosos e institucionales. Por eso tampoco tengo una opinión, porque normalmente no conozco estos acontecimientos organizados y centrados en un solo punto de atención. Así que no tengo mucho que decir al respecto.

P: Por último, ¿cuáles son sus proyectos más inmediatos?
R: Ahora tenemos que seguir con el trabajo que hemos hecho con los Oxcars y con todo el tema de cultura libre. También con un asesoramiento permanente para los artistas y los no artistas en temas de cultura libre para facilitar el uso de licencias de la cultura libre, etcétera. Esto es un trabajo permanente porque creo que la cultura libre es un modelo excelente de empresa dentro de un contexto de crisis, ya que el software libre es de las pocas empresas que empíricamente han demostrado ser el modelo más solidario y de intercambio de servicio entre iguales. Es un modelo eficaz de producción. Creo que es muy importante reflexionar acerca de ello en este momento. Como artistas tenemos que trabajar mucho en el tema de la reinserción de nuestro discurso por el sistema y en este sentido yo voy a estar trabajando en las formas, entre comillas. Vamos a hacer una película que se titula La confianza sobre la crisis, como desde el movimiento V de vivienda ya habíamos vaticinado lo que iba a pasar ahora y de cómo no se ha hecho caso a la población y de hecho se ha quebrado su confianza. También estamos trabajando sobre el tema femenino, hay aquí un problema sobre el tema del aborto que todavía no hay legislación sobre el tema…

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Salvador Pániker: filósofo, profesor, ingeniero… las muchas identidades de un hombre intercultural




Ver aparecer a Salvador Pániker es contemplar la llegada de un filósofo serio, tranquilo y con rostro amable. Sus rasgos delatan el mestizaje de su sangre india por parte de padre y catalana por parte de madre. Viene a presentar su última obra, Asimetrías (Ed. Debate), que algunos han calificado de un libro optimista, aunque el propio Pániker se define tan realista como para asumir la realidad, con los retos actuales que conlleva… si bien prueba a salir vivo de ello. Considera que los jóvenes van a entender perfectamente esta obra, ya que como dice, él también es joven, porque tiene todas las edades de la vida, parafraseando las palabras de su amigo Edgar Morán. “Es una de las ventajas de crecer”, resume. También señala la importancia de mantener la niñez –los niños tienen una conciencia cósmica que se pierde con la educación–, de sentirse más sorprendido y del feedback con las nuevas generaciones.
Hablando de su infancia, Salvador Pániker recuerda que su vida siempre estuvo ligada a la interculturalidad. Estudió en un colegio religioso de jesuitas que le despertó la sensibilidad mística, aunque, como reconoce, fue educado después de la Guerra Civil española, cuando los colegios hacían de todo menos educar. Quiso ampliar el panorama y empezó sus estudios religiosos dejándose llevar por otras influencias, de entre las cuales destaca la anglosajona. Su amplio conocimiento de la materia le da para afirmar que el cristianismo es maestro en el arte de adueñarse de cosas que han dicho o hecho otros. En este sentido, también sentencia: “Lo que no es tradición es plagio”.
Su perfil biográfico es de lo más variado. Es Doctor en Ingeniería, ha ejercido como profesor de metafísica en la Universidad de Barcelona y es filósofo por vocación –como su hermano Raimundo–. Él mismo se considera un outsider ya que probablemente fue uno de los pioneros en dedicarse a la ingeniería y a la filosofía. A pesar de ser mundos aparentemente opuestos, Salvador Pániker sabe encontrar el nexo común entre ambos: “la filosofía comienza cuando la ciencia hace preguntas que no puede responder”.
Su vida ha estado marcada por estas dos vertientes. Fue el fundador de la editorial Kairós en 1964, época en la que también presidía la Asociación de Amigos de la India en España –en la actualidad es Presidente de honor–. Recuerda que todo aquel que se acercaba por primera vez a las conferencias y reuniones del grupo, acababa por descubrir un mundo desconocido y fantástico. Durante años, ha sido un excelente divulgador del hinduismo y del budismo (no en vano, se ha formado en ideología oriental: una suma de la herencia familiar y de los estudios cursados). Desde hace años es Presidente de la Asociación Pro Derecho a Morir Dignamente.
Su discurso es claro, conciso y ameno. Siempre encuentra una anécdota, una cita, un chiste o un chascarrillo con el que completar su discurso. Ante la pregunta de por qué lo hace, contesta que no sabe si es para amenizar sus explicaciones o simplemente porque le sale así. Quizás le viene de su época de profesor. Este pensador generalista (y también de ciencia) también ha realizado colaboraciones periodísticas, uno de los géneros que utiliza en sus obras, junto con la filosofía, el dietario o la autobiografía. Cuando le preguntan por qué escribe sobre él mismo, es sincero: “Escribir un diario es algo terapéutico. Yo lo hago para sentirme en pie y para dar un testimonio profundo y ameno. El libro es una condensación de lo que he sido”. En sus publicaciones intenta mantener el equilibrio entre el relativismo y el nihilismo, aunque también se puedan considerar libros de autoayuda. Admite que no le preocupa la imagen, ni la suya propia ni la que otros tienen de él, aunque revela la importancia de la identidad y explica que en la actualidad todas las combinaciones identitarias son posibles. Y es que por suerte, hoy en día no se tiene una sola y no se representa un único papel. Las identidades son variables y múltiples. Como múltiples son los conceptos que utiliza en sus charlas y escritos. Destacan el hibridismo, el mestizaje (por cuestiones obvias), la socialdemocracia, el nihilismo, la posmodernidad, la política (Tutto è politico, como rezaba Antonio Gramsci), el agnosticismo o la retroprogresión (concepto que el propio Pániker ha creado).
La sociedad actual le preocupa y admite que está anestesiada por el consumismo. “Las cosas cada vez son más complejas e inciertas, así que la gracia es sobrevivir”, añade. Cree profundamente que no estamos educados para vivir en una sociedad relativista y precisamente de eso nacen los fundamentalismos, para tener algo a lo que agarrarse, a pesar de lo destructivo del tema. “La fe sigue siendo el sentido de lo real, a pesar de que la gente la confunde con la creencia”, concluye. A pesar de todo, para Salvador Pániker lo más interesante es que se propaguen las ideas.
 



 

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