Emplena de vida l’espai


La Sílvia acaba el seu torn de nit a l’hospital. Té poc més de cinc minuts per canviar-se i córrer cap a la parada del bus. Si no haurà d’esperar més de mig hora fins que no arribi el proper. Quan surt de la porta principal s’afanya i arriba tot just quan el vehicle frena: ha tingut sort. A aquelles hores del matí és fàcil trobar lloc per asseure i descansar després de tota la nit treballant a la maternitat. L’estona que dura el trajecte li serveix per evadir-se del món, per llegir, per escoltar música, però també per pensar en tot el que està vivint en els seus primers mesos com a resident de l’hospital. Avui és un dia d’aquests. De fet, encara està emocionada per tot el que ha viscut fa només unes hores: ha assistit el seu primer naixement. La seva adjunta –molt contenta amb el seu treball– li havia promès que podria estar present en el part, tot i que la Sílvia no hi confiava massa. Una situació nova i estranya per la resident: ara assistiria a tots aquells metges que veia sovint pels passadissos en el que seria el seu primer part. Volia estar concentrada, però els crits i plors de la dona l’esfereïen. Va buscar els ulls de la seva resident i va trobar un bàlsam pels seus nervis. Havia d’estar alerta, aprendre d’aquell moment i també gaudir-lo. I així ho va fer…

El primer raig de sol apareix i s’escola pels vidres de l’autobús. És com el caparró del nadó: en sortir emplena de vida l’espai.

Viaje en metro


Mi abuela me pidió que la acompañara a casa de su hermano, en la calle Llibertat. No me pude negar. Reconozco que las visitas a aquel entrañable anciano me gustaban: su sabiduría y salud envidiable parecían contagiarse en esas reuniones. Como de costumbre entramos en la parada de metro de Gavarra para bajar en Diagonal. Durante el trayecto mi abuela me explicaba el argumento del libro que le traía como regalo; con él no funcionaban los bombones o las galletas... Bajamos del vagón y nos dirigimos a la salida, pero parecía que algo pasaba por la cabeza de mi abuela. En cuestión de segundos se quedó paralizada. Petrificada. Con sudores fríos.
Intenté por todos los medios que reaccionara, pero fue imposible. No aprecié nada fuera de lo normal a nuestro alrededor: ni el número de pasajeros, ni sus rostros, ni nada excepcional. Las obras del nuevo intercambiador continuaban en la estación, que estaba llena de sacos apilados, palés, escombros, tierra, polvo…
Asustada le pregunté a mi abuela qué le pasaba. A duras penas podía hablar. La acompañé hasta uno de los bancos del andén, donde consiguió pronunciar una sola frase inteligible: “Necesito aire”. Decidí salir cuanto antes del subterráneo, escaleras mecánicas hacia arriba para volver a ver la claridad y dejar que el sol de principios de primavera nos acariciara el rostro. A punto de pisar la calle, pude ver como una lágrima asomaba por sus ojos. La abracé y le di un beso, mientras ella seguía dándole vueltas a qué le podía haber pasado, con una extraña situación de déjà vu. Intenté tranquilizarla, aunque estaba sorprendida e intrigada por su reacción.
En unos minutos llegamos a casa de mi tío abuelo. Una vez allí, le contamos lo que acababa de suceder. Por segunda vez aquel día vi aparecer otra lágrima, esta vez en los ojos del hermano de mi abuela.
- Papá y mamá me prohibieron que te contara nada. He vivido toda una vida con este secreto. Cuando tú apenas tenías tres años, en 1938, tuvimos que salir con lo puesto de casa y correr a los refugios del metro para eludir los bombardeos. Nuestro padre estaba en el frente y mamá, embarazada en aquella época, tuvo que apañárselas para correr con nosotros dos. Recuerdo un subterráneo lleno de túneles formados por sacos donde pasamos más de una noche. Cientos de familias intentaban salvar sus vidas, hacinadas en un espacio pequeño, oscuro y falto de higiene. Fue horrible, créeme. Por eso no me dejaron que te contara nada. Por suerte, tú nunca fuiste consciente de aquel horror. Puede que las obras te hayan hecho revivir la situación; no es tan extraño, no te asustes. A veces la memoria juega estas pasadas...