Rioja con los cinco sentidos
El vino ligado a la tierra
Nací en el campo, rodeado de los míos. En mi memoria perduran las hileras de viñedo, el olor de la tierra mojada tras la lluvia, el aroma de las flores de primavera, el calor del verano... El tiempo pasaba despacio y yo seguía creciendo, hasta que a principios de octubre, me arrancaron del que creía era mi lugar en el mundo. Me desgranaron y pisaron, después pasé un tiempo encerrado entre paredes de madera, en un ambiente oscuro, silencioso y húmedo. De pronto y casi sin darme cuenta, un buen día renací con otro aspecto. Ahora soy vino: rojo oscuro, con aromas frutales y buena estructura. Un regalo para los sentidos. Por suerte, siempre me recordarán con el nombre de mi tierra: Rioja.
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