“El diálogo intercultural sigue siendo una incógnita y por tanto una esperanza”
Valérie Tasso es una mujer inteligente, atractiva y segura de sí misma. Dice lo que piensa, no sin antes reflexionar mucho. Francesa instalada en Barcelona desde hace más de quince años, se ha colado en las listas de los escritores de ficción más vendidos en lengua castellana. Sus libros hablan de las relaciones personales, de la cultura, de la vida y del sexo. Un tema para el que no tiene tabúes, pero sí mucha polémica y morbo… Ahora sigue de actualidad en España con el estreno en cines de la película basada en su primera novela (autobiográfica) Diario de una ninfómana. Fotos: Mireya de Sagarra
Uno de los temas de actualidad en la vida cultural de España en las últimas semanas ha sido el estreno de la película Diario de una ninfómana. ¿Por qué cree que se ha hablado tanto, llegando incluso a censurar el cartel del film?
El estreno de la película basada en mi primer libro ha vuelto, creo yo, a poner en claro alguna de las contradicciones de nuestra inmaculada cultura; una cultura que no teme, por ejemplo, hacer manifestación explícita de la violencia como actividad social pero que se horroriza, o le entra la risa tonta, cuando se habla de nosotros como de seres sexuados con derecho a ejercer esa condición desde la responsabilidad que da el ejercicio de la propia libertad. Especialmente, cuando ese retrato de nuestros sistemas de valores se hace desde lo más temido y repudiado del hecho sexual humano; el deseo femenino y el deseo de reivindicar ese deseo. Lo que se muestra en toda esta polémica no son unos relatos más o menos sicalípticos o una joven introduciendo su mano entre las bragas, sino una cultura de la mortificación, el sacrificio y la privación de goce. Una cultura que hemos construido (o que nos han construido los que afirman y no cuestionan) más para nuestro pasmo que para nuestra crítica.
Parece que la polémica le persigue… Empezó con la publicación del libro Diario de una ninfómana y no ha cesado. ¿Se siente a gusto con tanto revuelo alrededor de su figura?
Decía Confucio que no hay que afligirse porque los demás no lo conozcan a uno sino porque uno no conozca a los demás. Lo que me parece un escándalo es que alguien como yo pueda escandalizar. No soy persona amante de los revuelos, pero sí es cierto que siento una especial inclinación a desmenuzar prejuicios, a descubrir qué esconden, cómo se conforman o a quién benefician… La polémica es inherente a cualquier espíritu crítico, pero intento siempre evitar el espectáculo de la polémica.
Ha demostrado que no tiene ningún tipo de reparos ni tabúes a la hora de hablar de sexo. ¿Sucede lo mismo en otras facetas de la vida (política, sociedad, cultura, etc.)?
Tengo tabúes (que es un término de origen polinesio que significa “no-tocar”) a la hora de abordar cuestiones en las que no me siento suficientemente segura como para abordarlas, temas en los que mis manos titubean y que creo que tocándolos no les voy a hacer ningún bien o no voy a poder aportarles nada.
Usted ha estudiado Dirección de empresas, Lenguas extranjeras aplicadas, Ciencias económicas, Interculturalidad. ¿De dónde surge esta variedad de disciplinas?
De la líbido. Todas tienen dos cosas en común: una formación académica de carácter empresarial y el tener más curiosidad que altura (aún con tacones del doce).
¿Cómo decidió iniciar el doctorado en Interculturalidad?
Porque nunca he temido al otro. Siempre he pensado que, comprendiendo al otro, sería más capaz de entenderme a mí misma, y para ello hay que saber gestionar la diferencia y no negarla. Siempre he sido más partidaria de la pluralidad que de la integración y de la comprensión que de la tolerancia. Esto no siempre ha sido fácil explicarlo…por ejemplo a mi madre, cuando aparecí a los dieciséis con un novio de Costa de Marfil.
¿Cómo y cuándo decide instalarse en España?
En el año 91, a raíz de un periodo de prácticas en Barcelona tras mis estudios de doctorado realizados en Estrasburgo. Llegué a Barcelona con muy pocas cosas (bragas, un diccionario y 15.000 pesetas) y con más hambre que recursos.
El 2008 ha sido declarado Año Europeo del Diálogo Intercultural. ¿Qué opinión le merece la iniciativa?
Creo que el diálogo intercultural es nuestra única esperanza. Sabemos perfectamente dónde nos conduce el enfrentamiento intercultural, pero el diálogo sigue siendo una incógnita y por tanto una esperanza. Espero que esta iniciativa no acabe siendo algo así como el día de la madre; algo que beneficie a los que venden, olvide a los bastardos y estandarice y simplifique a las madres.
¿Cuáles son sus próximos proyectos?
En el ámbito de la escritura, una obra de ficción, en el ámbito del estudio profundizar en el bellísimo asunto de la transexualidad y en el personal dormir un poco, aunque sólo sea un poco…